Breve resumen hecho por Rev. Ivonne D'Albora.
Huna - ¿Qué puede hacer por ti?
Huna, lo que puede hacer por tí.
Breve resumen hecho por Rev. Ivonne D'Albora.
Breve resumen hecho por Rev. Ivonne D'Albora.
Huna en el CONGRESO UNIFICACION URUGUAY 2012 - 1 de 3
Huna en el CONGRESO UNIFICACION URUGUAY 2012 - 1 de
3
Ivonne D'Albora hablará
sobre Huna y practicaremos las Técnica de Puntos Kahi - Aliviar dolores del
cuerpo y del Alma. Bajar el nivel del dolor es abrir la puerta a la sanación,
dado que el Unihipili (subconsciente) se siente capaz de colaborar en nuestra
sanación relacionándose sin ese bloqueo entre "su persona" y el
Aumakua o Supraconsciente, quien es quien la logra. Se trabaja con Respiración
PikoPiko, Intención, Amor... y el resultado es instantáneo.
La Consigna y el Compromiso que nos trae a este Congreso, es Unir toda esa trama, --los kahuna le llamamos telar de hilos de Aka-, que ha sido cortada, deshilachada, por las energías mal calificadas aculturizadoras de todos los tiempos, y la Sabiduría Huna es esencialmente Unificadora.
La Consigna y el Compromiso que nos trae a este Congreso, es Unir toda esa trama, --los kahuna le llamamos telar de hilos de Aka-, que ha sido cortada, deshilachada, por las energías mal calificadas aculturizadoras de todos los tiempos, y la Sabiduría Huna es esencialmente Unificadora.
Curso Kahuna Post Congreso Unificación Uruguay 2012
CONGRESO UNIFICACIÓN URUGUAY 2012
La Consigna y el Compromiso que nos trae a este
Congreso, es Unir toda esa trama, –los
kahuna le llamamos telar de hilos de Aka-, que ha sido cortada,
deshilachada, por las energías mal calificadas aculturizadoras de todos los
tiempos
Propongo entonces a todas aquellas personas que
deseen profundizar en la Sabiduría Huna, que se integren a un Curso de Nivel
Inicial, para colaborar con la Unificación, desde su propia reintegración como
Seres Completos, para su Bien y el de Todos los Involucrados
Docente: Ivonne D’Albora
1. Por teleconferencia, desde la comodidad de tu hogar, en forma grupal
A los inscriptos se enviará por mail el link para acceder a la sala
Costo
(en exclusividad para
los asistentes al Congreso): $U 2900
2. Por ooVoo o Skype, también desde tu Pc, en forma individual
Costo (en
exclusividad para los asistentes al Congreso): $U 2900
3. Fecha de Inicio:
Martes 17 de Octubre a las 20.30hs.
o
Jueves 25 de Octubre a las 20.30hs.
4. La Iniciación será para ambos casos, en forma personal y privada
5. El Curso se desarrollará en cinco sesiones consecutivas de 1 hora y
media. Perioricidad: semanal
6. Enviaré material de consulta y estudio por mail, luego de cada clase
7. Al finalizar el curso enviaré el manual completo y el certificado de
asistencia
9. Forma de pago: 50% durante el congreso, a entregar a la Sra. Patricia
Laura Sobrado. El Saldo por medio de Western Union a la Sra. Ivonne D’Albora.
Se darán los datos en el momento de la integración de la primera entrega.
10. Por más información:
BOLETIN MAYO CONGRESO UNIFICACIÓN URUGUAY 2012
BOLETIN Setiembre CONGRESO UNIFICACIÓN URUGUAY 2012
Pupukahi i holomua ¡JUNTOS somos MAS!!! Together we are more!
Los esperamos, Aloha Nui Loa!!!
Etiquetas:
congreso unificacion uruguay 2012,
Huna
Huna - Juramento
Huna
Juramento
Fuente:
Hawaiian Mysticism - Charlotte Berney
Trad.: Rev. Ivonne D'Albora
Al
practicar Huna,
Prometo
jamás usar mis conocimientos o habilidades para interferir en el libre albedrío
de los demás.
Prometo
que no usaré mi poder para afectar el de otros en contra de sus deseos.
Pediré
permiso para trabajar en Sanación.
Respetaré
la libertad de elección de los Seres.
Prometo usar Huna para el mayor bien de todos.
Prometo
esto desde mi corazón, con toda sinceridad.
Así es
Hecho
está
Otra técnica de Kahuna: Perdón
Con sus
manos o dedos toque muy levemente el sector que necesita sanación, mientras
repite al mismo tiempo las siguientes palabras: ”Lo que sea que pueda estar relacionado con esto, lo perdono por completo”
Perdón
en blanco
Serge Kahili King – “Instant Healing”
El
perdón en blanco es una asombrosa técnica de sanación inmediata,
en la que se utiliza tanto el contacto físico como palabras.
Es tan asombrosa, porque actúa tan
rápidamente y usted ni siquiera necesita saber a quién debe perdonar para que
funcione. Se basa en la suposición de
que todas las molestias corporales que
están acompañadas de hinchazones o infecciones, también contienen un componente
emocional de ira y culpa reprimidas. Observe por favor, que no he asegurado que
esas molestias sean causadas por ese tipo de emociones, sino solamente que tal
vez sea útil si suponemos que las emociones, por lo menos en parte, pueden
participar en la causa del estrés que hace prolongar esas molestias o las
empeora. Si usted contribuye a la
disolución de tensiones emocionales, el cuerpo puede sanarse más rápidamente.
La ejecución de esta técnica es muy
sencilla. Con sus manos o dedos toque
muy levemente el sector que necesita sanación, mientras repite al mismo tiempo
las siguientes palabras: “Lo que sea que pueda estar relacionado con esto, lo
perdono por completo”. Haga esto durante todo el tiempo que pueda o hasta que sienta alivio. Probablemente tenga con esto diferentes
sensaciones, como por ejemplo, hormigueo
o movimiento o relajamiento e incluso alivio del dolor. Mientras más
fuertemente estén relacionados con la molestia los sentimientos de ira o de
culpa, más rápidos y mayores serán los efectos de sanación que usted registre. Incluso si esas
emociones solamente constituyen una pequeña parte de las causas de la
enfermedad, esta técnica traerá beneficios en cierto grado. Como se ha dicho, usted
no necesita saber a quién o a qué se dirigen estas emociones. Basta simplemente
con mantener los pensamientos del perdón, mientras toca la
parte hinchada o infectada, para causar cambios inconscientes que aliviarán una
gran cantidad de estrés. En esto, ya la
tocación se encarga de que se libere una
cierta energía y, además, que la mente se pueda concentrar mejor en el
pensamiento del perdón.
Si usted sabe quién o qué es la causa de su ira o de sus sentimientos de culpa, la
técnica puede naturalmente actuar aún mejor si usted puede perdonar
directamente a esa causa. La experiencia más increíble con esta técnica la tuve
yo mismo, cuando una mañana desperté con
un absceso en la boca y una tensión extrema en la mandíbula. Mis dientes estaban
tan delicados, que apenas podía cerrar la boca, porque ya el más leve contacto
entre los dientes superiores e
inferiores causaba oleadas de fuertes dolores. Evidentemente mi estado requería
con urgencia una visita al dentista. Pero aunque yo conocía un buen dentista,
decidí probar primero otra cosa. En primer lugar partí de la base de que en mis
molestias estaba en juego el enojo.
Entonces me pregunté con quién estaba enojado. De inmediato se me vino a la
mente una mujer, que el día anterior había faltado a su palabra en un asunto importante para mí. En realidad yo
había pensado que había dejado pasar ese asunto con pacífica indulgencia, pero
mi cuerpo me decía ahora que no había hecho otra cosa que reprimir mi indignación. Entonces coloqué
un dedo muy suavemente en mi mandíbula, donde era más perceptible la hinchazón
del absceso, y comencé a repetir una afirmación de perdón que dirigí a la mujer
en referencia. Según me acuerdo, la frase era como sigue: “Lo que haya hecho o no haya hecho la señora fulana
de tal, la perdono por completo”. La reacción ocurrió tan repentinamente, que
yo estaba totalmente perplejo. Los dolores comenzaron a disminuir
inmediatamente y sentí claramente cómo se reducía también la hinchazón. Después
de treinta minutos no había quedado ninguna huella de un absceso, de dolores o
de sensibilidad. Me sentía como si no hubiera tenido nunca esas molestias. Por
lo tanto, mi dentista no ganó nada ese
día conmigo, pero más adelante utilicé sus servicios con otras molestias.
Aunque realmente no es necesario saber a quién o a qué se debe perdonar, existe un
método para limitar la cantidad de los posibles “destinatarios”. A causa de
profundas asociaciones propagadas culturalmente, muchas personas en todo el
mundo establecen una relación consciente
o inconsciente entre las mujeres y el lado izquierdo del cuerpo y entre los hombres y el lado derecho del
cuerpo. Desde el punto de vista terapéutico es muy útil suponer que
los problemas en el lado izquierdo del cuerpo
tienen componentes emocionales, que están relacionados con las mujeres
en nuestra vida, mientras que los problemas de la mitad derecha del cuerpo
tienen que ver con los hombres. Pero yo
también he descubierto que los conflictos emocionales con una mujer fuerte,
pueden constituir una parte de los problemas del lado derecho, mientras que
conflictos similares con un hombre
débil, tienen consecuencias en el lado izquierdo. Cuando tenga que ver con un
problema corporal a uno o al otro lado
del cuerpo, usted debería jugar con la idea de que su relación con un hombre
o con una mujer podría participar en el lado correspondiente, y luego ver que
resulta de eso.
En el caso de mi absceso dental, el problema
estaba en el lado izquierdo. En el caso de una
chamana mongólica a la que ayudé cuando tenía una infección en el ojo
izquierdo, estaba en juego otra chamana con una
personalidad muy fuerte. En todo caso usted debe considerar la
posibilidad que el conflicto emocional, habitualmente ira o resentimiento, está
involucrado, por lo menos parcialmente, en un determinado problema de salud, e
intentar primero disolver ese conflicto, antes de que continúe con otros
métodos de sanación. Eso por lo menos contribuirá a que los otros métodos que
utilice tengan un mejor efecto.
Noveno Ki - Enseñanza y Conceptos Previos
El Mejor y más Efectivo Método
para librarnos de influencias
de bajas vibraciones
o energías mal calificadas:
Noveno Ki
Rev. Ivonne D'Albora
Y..., ¡lo Mejor!...
puede depender de nosotros mismos,
si estamos dispuestos
a ser Soberanos de nuestra propia Vida
Noveno Ki
Una vez aclarado el tema de su nominación, expliquemos -dentro de lo posible-, el tema de suPaternidad o su árbol genealógico, su linaje, según nos lo han enseñado.
Esta Enseñanza parte de los trabajos de canalización del Maestro Usui, también el canalizador
de Reiki. Noveno Ki fue entregado al Maestro Usui en el Tibet en fecha que no ha trascendido. De
él han devenido varias Maestras y Maestros, que, de generación en generación, nos lo han hecho
llegar hasta nuestros tiempos, para ayudarnos.
¿Qué es? Es un Sistema de Sanación que se basa en trabajos con símbolos de los colores
correspondientes a los chakras y que se envían a cada uno de ellos, en forma de disparos
energéticos, acompañados de sonidos.
Se usan preferentemente idiomas antiguos y de más alta vibración que los modernos, como el
hebreo o el latín. Consta de dos niveles: Maestro Sanador y Maestro Iniciador, que se pueden
tomar uno a continuación de otro.
¿Para qué es útil? Trabaja a través del desbloqueo de energías mal calificadas, sean ellas las
que nosotros mismos nos inferimos o las que recibimos desde el exterior. Entre las primeras,
tenemos en cuenta –también-, todas aquellas creencias limitantes que hemos acarreado a lo
largo de nuestras vidas, culpas, dolores cristalizados…
Es muy importante destacar que en el momento de practicar la acción terapéutica, los
espacios en un radio de cincuenta metros, quedan purificados. Por ello, también se usa para la
limpieza energética de hogares, estudios, salones comerciales e industriales, vehículos…
¿Cómo lo aprendo? Mediante la enseñanza que puedes recibir de un Maestro Iniciador del
Sistema, según Tradición Iniciática, en forma presencial o a distancia –OnLine si vives fuera de
Uruguay- y con suficiente material informativo escrito.
¿Necesito tener conocimientos previos? Ninguno. Aseguro que tampoco ese necesario
tener ningún nivel de Reiki u otros sistemas de sanación.
¿Cómo y dónde lo practico? En un consultorio, o en el lugar que sea necesario en casos de
emergencia. Puedes trabajar en quietud total y en forma silente, en casos en que estés en lugares públicos y no lo quieras demostrar. Es imprescindible que el receptor esté sentado, porque la cantidad de energía que se desprende de su práctica, puede hacerle perder la estabilidad. También se puede administrar como complemento de una sesión de Reiki, en la camilla. En el caso de que el practicante sea un Maestro de Reiki u otros Sistemas bien calificados, puede trabajar en situaciones muy señaladas a aura abierta, tal como en una
Iniciación, para maximizar la sanación. Si el receptor tiene algún nivel de Reiki u otro sistema de Sanación bien calificado, puede trabajar consigo mismo, dándose Reiki en los chakras principales, para activar los símbolos de Noveno Ki que el Maestro Sanador ha depositado en sus chakras.
¿O permito que alguien lo haga por mí..., en dependencia? Puedes recibirlo de parte de
un Terapeuta que haya recibido las Iniciaciones, la instrucción y el entrenamiento correspondientes, en forma directa y presencial o a distancia. O puedes aprenderlo para tratarte a ti mismo o tratar a otros.
¿Puedo ejercer la Soberanía de mi propia Vida?
Sí, si te haces lo suficientemente responsable.
Conceptos previos
por medio de la canalización de la Energía Universal, basándose en la utilización de una serie
de símbolos, colores y sonidos dirigidos a través de las manos hacia el paciente o lugar a
tratar.
Se accede al mismo a través de las iniciaciones de un Maestro Iniciador de Noveno Ki. Esto se debe a que el Noveno Ki.
Su aplicación se realiza a través de las manos, sin tocar al paciente, efectuando
«disparos» de energía a través de símbolos con su color y sonido correspondiente .
Se aplica a distancia, como cualquier otro sistema. Recordemos que “hacia donde va tu
atención, allí conduces la energía”, aunque no tiene un símbolo específico de distancia, como
estamos acostumbrados.
En caso de que no te sientas seguro al respecto, te puedes ayudar con el símbolo de distancia
de Segundo Nivel de Reiki, en caso de que seas reikista.
Además de actuar sobre el paciente es muy eficaz para el tratamiento de espacios físicos:
casas, negocios, consultorios, etc.
Es muy útil en el caso de limpiezas espirituales: larvas, parásitos, «entidades «, etc., y las
situaciones y los espacios que tienen que ver con ello.
Hacia el emisor de energías de baja vibración, trabajamos NEUTRALIZANDOLO y PROTEGIENDOLO de sus energías mal calificadas. En el mismo acto de realizar un tratamiento, la energía que se descarga y que estamos
conduciendo, alcanza a 50 metros a la esférica. Estamos limpiando energéticamente un espacio que tiene como radio, 50 metros hacia todas las direcciones.
El Noveno Ki consta de dos niveles:
- Primer Nivel - Maestro Sanador del Noveno Ki.
correspondientes colores y sonidos.
- Segundo Nivel - Maestro Iniciador de del Noveno Ki.
discípulos y tabién paa profundizar en la Sanación.
Todos los derechos reservados. Esta publicación
no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o
transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni
por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético,
electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo por escrito
de la autora, Rev. Ivonne D'Albora
Enseñanza - Huna
- online
- desde tu ordenador, allí donde estés
- en forma individual
- en forma grupal, hasta 12 personas
- INFORMACION: Rev. Ivonne D'Albora - rev_ivonnedalbora@yahoo.com.ar
Ho'Oponopono Tradicional
Ho’oponopono:
la resolución de disputas en la cultura tradicional hawaiana
la resolución de disputas en la cultura tradicional hawaiana
Por José Antonio García Alvaro
Lic. Ciencias Políticas y Relaciones
Internacionales
Director de Arbitraje y Mediación
(ARyME)
·
Publicado por Eduard Camargo http://eduardcamargoterapeutaholistico.blogspot.com.ar/2011/10/hooponopono-la-resolucion-de-disputas.html
En
una disputa sobre una colección de objetos de arte nativo hawaiano
pertenecientes a la tribu Hui Malama I Na Kupuna O Hawai’i Nei, el juez federal
encargado del asunto ha propuesto que las partes intenten el denominado
ho’oponopono, una forma de solución de disputas nativa que se ha empleado en
Hawai durante siglos.
La
disputa es sobre 85 piezas de arte funeral hawaiano que pertenecieron a la
tribu Hui Malama. Estas obras de arte fueron encontradas por algún explorador o
colono en 1905, y fueron desenterradas de la tumba en la que se encontraban y
robadas. Con el tiempo, estas piezas pasaron a custodia de la Academia de Artes
Tradicionales Hawaianas.
El
año pasado, y a petición del jefe de Hui Malama, Edward Halealoha Ayau, las
piezas objeto de controversia fueron prestadas por la Academia a la tribu con
motivo de la organización de una muestra de su arte. Una vez en su poder, los
miembros de la tribu enterraron las piezas junto con los restos mortales de sus
ancestros en otro lugar con intención de devolver las piezas a los fallecidos.
Según la tribu, las piezas están de nuevo en donde tienen que estar, con sus
muertos.
El
jefe de esta tribu no tiene intención de revelar en qué lugar están enterrados
los objetos. Por este motivo se encuentra ante un tribunal y además en la
cárcel. Sin embargo, Edward Halealoha Ayau no tiene inconveniente en participar
en un proceso de mediación nativo siempre que no se le obligue a revelar el
lugar del enterramiento como condición previa a la mediación, y que es la
condición que impone la Academia para someterse a una mediación nativa
hawaiana.
Todo
esto lo sabemos por un artículo sobre este asunto concreto publicado en un
diario hawaiano al que estamos suscritos que sólo menciona los hechos descritos
como noticia del día entre muchas otras. La historia es fascinante. Tiramos del
hilo y encontramos que “ho’ponopono” no sólo resuelve disputas, sino que es una
filosofía que, en el sentir nativo hawaiano, da sentido al individuo en su
relación con su entorno. Además “descubrimos” –lo ponemos entre comillas para
significar que no descubrimos nada, sólo lo explicamos tras haber estudiado
este asunto desde diversas fuentes– que la resolución de disputas es necesaria
para el bienestar personal y colectivo.
Ho’oponopono
es la forma de mediación tradicional hawaiana y se emplea principalmente para
resolver disputas familiares dentro de la tribu.
También
se usa para resolver disputas entre familias en una tribu.
La
palabra en sí es la combinación de una acción y un resultado.
Ho’oponopono
Ho’o
= verbo: “hacer que algo suceda”
Pono
= “correcto”
Ponopono
= refuerza el “pono”: “completamente correcto”
“Ho’oponopono”
podría visualizarse como el acto de pelar una alcachofa, es decir, los
hawaianos nativos entienden que hay muchas capas que impiden ver el corazón de
la disputa, su origen y, por ello, el proceso y filosofía no termina hasta que
se llega al origen, a su corazón. Para alcanzar este objetivo hay que llegar a
la verdad, “oia ‘i’o”. Sólo entonces se alcanza la armonía entre las partes y
se resuelve definitivamente la disputa porque el acto de “Ho’o” ha
conseguido el resultado, “ponopono”.
La
“verdad” es de difícil obtención si se establece por medios adversariales en
los que prevalece y premia una verdad sobre otra que se castiga o ignora. En
muchas ocasiones se resuelven disputas sin haber vislumbrado nunca la verdad.
Tanto es así, que muchas sociedades han establecido un complejo sistema de
apelaciones precisamente para dar una oportunidad adicional a la verdad
castigada, vencida o ignorada.
“Ho’oponopono”
asume que hay verdad en todo individuo, en todo lo que hace y sus motivos. Por
este motivo, “ho’oponopono” constituye el acto de buscar la verdad en el propio
individuo y no concibe el concepto de “prevalecer” sobre el prójimo. No se
concibe la apelación porque, resuelta la disputa, no hay nada que apelar; el
agravio deja de existir al finalizar “ho’ponopono”.
Es
probable –y subrayamos probable porque es nuestra conclusión– que la
organización tribal requiera una resolución auténtica de las disputas que en la
tribu ocurran de tiempo en tiempo.
A
diferencia de una gran ciudad en la que sus miembros no han de interactuar
necesariamente porque puedan perderse en la masa tras “medio-resolver” una
disputa, las tribus las forman individuos en un número reducido que a su vez
forman familias que se necesitan mutuamente para el bienestar propio y el
general de la tribu.
La
justicia, “ho’oponopono”, o cualquier otro concepto similar, no es tanto un
derecho fundamental, sino una necesidad auténticamente fundamental.
En
su intención y meta de restaurar relaciones rotas o viciadas por el motivo que
sea, “ho’oponopono” requiere en su proceso el rezo, la discusión, la confesión,
el acto de pedir perdón y el acto de concederlo y, lo más importante desde el
punto de vista nativo, el acto de liberación mutua y sincera por los agravios
causados.
Así,
la resolución verdadera de una disputa libera a las partes de culpa y
sentimiento de agravio, según el caso, y les permite mirarse a los ojos de
nuevo con confianza.
El
proceso no es sencillo y no es rápido. La meta no es la resolución rápida que
tantas veces se usa como ventaja de ADR (Sistemas alternativos a la resolución
de conflictos)…la “rapidez”. Como la meta de “ho’ponopono” es la
resolución verdadera, el proceso tardará lo que deba tardar. De otra parte, la
resolución verdadera es, como hemos mencionado, la que sea para ambas partes y
no otra, pero ha de ser verdadera para ellas. Esto requiere una enorme dosis de
espiritualidad.
“Ho’oponopono”
es una creencia, una filosofía de vida y una forma de interpretar y proyectar
el ““yo” o ego en su relación con otros y el entorno general. El aspecto de
resolución de controversias está íntimamente vinculado a esta forma de entender
el mundo y encauzar el ego en él.
“Ho’oponopono”
concede al ego el estatus de centro del universo. El concepto de “yo” prima
sobre todas las cosas pero nunca en conflicto, sino en armonía con el ego del
prójimo. Así, el ego propio no se ceba en el ego del prójimo, no lo anula, no
lo conquista, no lo desprecia; lo alimenta, y así se obtiene la armonía propia
y de grupo. En teoría esto debiera evitar el conflicto, pero en Hawaii los
seres también son humanos.
En
su aspecto de resolución de conflictos, “ho’oponopono” requiere la entrega
espiritual de las partes al acto de reconciliación. No solamente se requiere
esta entrega inicial, sino también que las partes implicadas se comprometan a
cumplir el acuerdo que resulte de este proceso antes tan siquiera de que el
resultado sea concebible por las propias partes. En otras palabras, el proceso
(“ho’o”) alcanzará el “ponopono” necesaria-mente cuando la entrega espiritual es
verdadera y sentida y en estas condiciones no se concibe como necesario tener
una meta predeterminada, unas condiciones predeterminadas, unas expectativas
predeterminadas.
“Ho’oponopono”
requiere confidencialidad y prohíbe la representación de terceros. Nadie puede
hablar en nombre o representación de las partes implicadas bajo ningún
concepto, y las partes no pueden divulgar a terceros lo que tan íntimamente
pretenden resolver. Esto así porque la verdad que se busca es la propia y el
que la busca es el propio actor. “Ho’oponopono” es sin duda un acto
personalísimo.
“Ho’oponopono”
requiere introspección como elemento necesario para llegar a la verdad. La meta
es devolver la armonía al ego del individuo como centro del mundo ya que ahora
se encuentra enfrentado a él como consecuencia de su enfrentamiento con el ego
de sus prójimos. ¿Por qué esta meta?, porque la armonía del individuo armoniza
al colectivo. En este proceso de introspección y restauración del ego de los
implicados a su orden natural, no cabe la asignación de culpa, sino el
encuentro íntimo con la propia verdad. “Ho’oponopono” no admite la presentación
de pruebas, ni el examen de los actos del prójimo. Sólo se admite el examen de
los propios
actos
y motivaciones. De esta manera y forma se reconstruye progresivamente el
concepto de “aloha”, la bienvenida tradicional hawaiana y que significa
“respeto”.
“Ho’oponopono”
es inconcebible sin la intervención del “Haku”. En el mundo tan categorizado de
ADR (Sistemas alternativos a la resolución de conflictos) que se ha
venido construyendo esta figura no es fácilmente encasillable. El “Haku” es un
mediador y también un conciliador; es un confidente y un líder espiritual;
principalmente, es un hombre bueno y respetado. Antes de comenzar el proceso,
el “Haku” realiza múltiples entrevistas con las partes por separado para
determinar su nivel de compromiso espiritual hacia el proceso cuyo resultado,
como hemos indicado, es incierto pero que se ha de aceptar de antemano ya que
sobrevendrá y será bueno precisamente como consecuencia de este compromiso.
Además el “Haku” intenta conocer la naturaleza de la disputa en este proceso
preliminar.
El
“Haku” comienza el proceso con una oración denominada “Pule Wehe” que se ofrece
a los dioses de las familias agraviadas y que a su vez se llama “Aumakua” y que
suele ser una planta.
A
los dioses de las familias el “Haku” pide que le concedan serenidad y claridad.
Posteriormente,
el “Haku” plantea la cuestión objeto de disputa que ya entiende como
consecuencia de sus entrevistas previas con las partes y preparación espiritual
de éstas. Esta es una exposición de la disputa que recibe el nombre de “kukulu
Kumuhana” y se caracteriza porque es breve y objetiva y centra el objeto del
“ho’oponopono”.
“Mahiki”
signii ca “pelar” y constituye el proceso de llegar al entendimiento
de los motivos que causaron la disputa, la verdad de la disputa para cada
parte. En este proceso de “mahiki”, el “Haku” habla con las partes por separado
y les ayudará a llegar a su verdad. Es notable que en la mediación moderna el
mediador no habla de asuntos confidenciales comunicados por una parte en caucus
privado a menos que tenga
su
permiso. Aquí es lo contrario, las partes no pueden comunicarse a menos que lo
autorice el “Haku” expresamente y éste puede hablar con las partes de lo que
desee y como desee. Para el “Haku” no hay nada confidencial porque no hay nada
que esconder, y no hay nada que esconder porque el proceso impide la prueba y
la acusación. Nunca se dice “él me ha hecho...”; se dice “yo he hecho...”.
“Mahiki” no es sencillo y requiere total entrega de las partes implicadas, de
ellas hacia si mismas y hacia el “Haku” que trata cada asunto por separado y no
se desvía de él hasta que está “pelado”, es decir, hasta que se ha llegado a la
verdad del asunto concreto objeto de “ho’oponopono”.
En
este proceso de “pelar” la disputa, primero hay que reconocer el denominado
“hala” o agresión de la que se han derivado el resto de acciones que han
complicado la situación entre las partes y que a su vez se llama “hihia”. La
comprensión mutua de la agresión (“hala”) y de todos y cada uno de los actos
posteriores (“hihia”) consecuencia de la agresión ayudan a resolver la disputa
y llevan a las partes al acto y estado de “mihi”, el perdón.
La
meta del proceso es “mihi”, el perdón que, naturalmente, conlleva el deseo del
ofensor a recibirlo. “Mihi” es a menudo mutuo ya que las ofensas a veces llevan
al ofendido a ofender a su vez. Por ello el proceso “mahiki” es necesario, es
decir, llegar al pleno entendimiento de la verdad de una disputa a lo largo de
su propia y particular historia. El proceso no termina hasta que las partes
alcanzan la capacidad de perdonar o ser perdonados. En otras palabras, el
compromiso de “ho’oponopono” no termina nunca hasta que la disputa se resuelve
verdaderamente. Esta es otra diferencia fundamental con los procesos de
mediación modernos en los que una parte puede abandonar la mediación sin más
que decir “no más”.
Cuando
las emociones son muy sentidas e impiden el avance de una parte hacia el
“ponopo- no”, ésta se encuentra en un estadio temporal denominado “ho’omauhala”
que el “Haku” resuelve ofreciendo un periodo de refl exión denominado
“ho’omalu”. En este periodo de reflexión el “Haku” se implica con la parte en
estado de “ho’omauhala” hasta que el individuo supera ese estado. Si es
necesario, el “Haku” invoca a la familia para que a través del rezo colectivo
(“kuku-lu kumuhana”) la familia ayude a su miembro a alcanzar “aloha” hacia si
misma para que pueda perdonar o ser perdonado.
Alcanzado
el estado de perdón el siguiente paso recibe el nombre de “kala” que si bien es
un paso simbólico es de crucial importancia y la esencia de “ho’oponopono”.
Alcanzada la armonía y resuelta la disputa, las partes se liberan mutuamente
cortando un cordón. El cordón simboliza la atadura psicológica entre las partes
como consecuencia de su disputa. El corte simboliza la liberación, la
resolución para siempre jamás de su disputa, la restauración de la armonía
gracias a la verdad.
Cuando
“ho’oponopono” resuelve la disputa se finaliza formalmente con una oración
denominada “ho’opau” en la que los implicados dan gracias por el apoyo y
consejo recibido. Las partes generalmente se obsequian mutuamente con pequeños
objetos que simbolizan su nueva relación libre ya de conflicto.
En
resumen, “Ho’oponopono” busca la verdad individual en el propio individuo, en
su ego.
Reestablecida
la armonía espiritual de las partes mediante el rezo, la discusión guiada por
el “Haku”, la introspección y la confesión, llega el arrepentimiento y el
perdón y con ello la concreción que resuelve la disputa ya que las partes han
alcanzado el estadio espiritual propicio para una solución a sus diferencias.
Nadie se va; todos se quedan hasta que la disputa se resuelve porque es su
compromiso espiritual para su bien y el de su familia y tribu.
No
siempre se alcanza una resolución. Si una parte es incapaz de perdonar o ser
perdonado durante este proceso o reniega y abandona se recurre al denominado
“mo ka piko”, o “corte” definitivo, en el que el individuo es apartado de la
familia y expulsado de la tribu. Ciertamente es un castigo severo que según
explican desde el Instituto para las Islas de Asia y Pacífico, se usa en
circunstancias realmente extraordinarias. Esta medida probablemente contribuye
a que las partes que voluntariamente someten sus diferencias a “ho’oponopono”
no se lo tomen a la ligera pero, ésta, es una suposición nuestra.
·
Fuente:
Revista El Acuerdo. Equipo IMCA. Consultora Interdisciplinaria de Mediación,
Conciliación y Arbitraje. Año 11. Número 74. Julio-Agosto 2006. Páginas 7 a 11.
Siguiendo
este link pueden leer la revista y este artículo en su versión .pdf
Etiquetas:
ho'oponopono,
Huna,
Kahuna
Max Freedom Long
El Gran Investigador sobre Kahuna
Rev. Ivonne D'Albora
De
joven fue Bautista. Frecuentó la Iglesia Católica. Más tarde estudió
Ciencia Cristiana, se introdujo en la Teosofía muy superficialmente, y
terminó haciendo un estudio sobre todas aquellas religiones de las
cuales pudiera conseguir literatura.
Se graduó en Psicología y llegó a Hawaii en 1917, para
dirigir una pequeña escuela en una plantación de azúcar de un hombre
blanco que viviá desde mucho tiempo antes en Hawaii. Los dos profesores a
quienes dirigía, eran Hawaiianos y pronto comenzó a saber de sus vidas,
y a oír acerca de los magos nativos, los Kahunas o Guardianes del
Secreto, muy discretamente.
Su interés fue aumentando y más quiso saber. Para sorpresa suya, su curiosidad no fue bien recibida y pronto comprendió el porqué. Las actividades de los Kahuna y sus clientes eran estrictamente ocultas desde que los misioneros cristianos se convirtieron en legisladores de las islas y los dejaron fuera de la ley, los persiguieron, los ultimaron en su gran mayoría. Al mismo tiempo, la información que estos misioneros cristianos difundieron acerca de las actividades, creencias y forma de vida de los Kahuna como forma de respaldar la persecución a la que los sometieron, fue realmente injusta y ocultista.
Su interés fue aumentando y más quiso saber. Para sorpresa suya, su curiosidad no fue bien recibida y pronto comprendió el porqué. Las actividades de los Kahuna y sus clientes eran estrictamente ocultas desde que los misioneros cristianos se convirtieron en legisladores de las islas y los dejaron fuera de la ley, los persiguieron, los ultimaron en su gran mayoría. Al mismo tiempo, la información que estos misioneros cristianos difundieron acerca de las actividades, creencias y forma de vida de los Kahuna como forma de respaldar la persecución a la que los sometieron, fue realmente injusta y ocultista.
Es
más: la única literatura que se encontraba al respecto, eran libros de
la Biblioteca de Honolulu, todos escritos por los mismos misioneros.
Max fue formado en una escuela austera, y estaba entrenado para ver con sospecha todo aquello que se pareciese a superstición. Aún así, insistió, tratando de desentrañar lo que hubiera de cierto, de entre lo que podía informarse.
Supo de una historia bastande común y repetida a lo largo y ancho de nuestro mundo en cuanto a la vida previa a cualquier invasión, conquista, catequización y colonización que se haya dado en la historia del hombre.
Max fue formado en una escuela austera, y estaba entrenado para ver con sospecha todo aquello que se pareciese a superstición. Aún así, insistió, tratando de desentrañar lo que hubiera de cierto, de entre lo que podía informarse.
Supo de una historia bastande común y repetida a lo largo y ancho de nuestro mundo en cuanto a la vida previa a cualquier invasión, conquista, catequización y colonización que se haya dado en la historia del hombre.
Antes de la llegada de los misioneros cristianos, la sociedad Hawaiiana nativa venía retrocediendo en sus valores, de manera lastimosa. Para ese entonces, Hewahewa, sumo sacerdote reformista, estaba llevando adelante un
proceso de purificación de costumbres entre su pueblo, con el aval de
la anciana reina y el príncipe reinante. Su campaña venía durando años,
aconsejando al conquistador Kamehameha I de todas las islas, a cambiar
de actitud, cambiando las malas costumbres instauradas.
Hewahewa puso al servicio de la causa, sus poderes psíquicos que le permitían prever el futuro. Así «vió» llegar hombres blancos con sus esposas que traían una magia superior.
Su gran error fue de interpretación.
La
«magia» de los misioneros podría ser superior, quizás. Quienes no lo
eran, eran los portadores y su forma de practicarla. También sus
intereses personales jugaban una partida importante.
Recibió a los hombres blancos con la mejor bienvenida, dándoles toda su fe. Y con él, todo el pueblo. Acercó a ellos, a los ciegos y enfermos. Volvieron ciegos y enfermos: alg estaba mal. Los Kahuna podían hacer más por ellos, con ídolos o sin ellos.
Los demás acontecimientos son sólo detalles... Ocurrió en las Islas, lo que en otras partes del mundo.
Pronto no se supo más nada de Hewahewa.
Cuando la ley de los misioneros cristianos prohibió toda práctica Kahuna, también se vió que ningún juez se atrevió a juzgar a ningún Kahuna genuino, y el uso de su magia continuó a espaldas de los legisladores.
En lo que a Max respecta, leyó los libros y concluyó -con sus autores-, que la magia de los Kahuna era producto de la imaginación...
De
todas maneras, no pasó más que una semana, sin que encontrara otro
mensaje que nuevamente despertó su interés: la sanación de un alumno de
su escuela por un Kahuna.
Vuelve a sus indagaciones, pero los blancos le sugerían que sacara su nariz del asunto. Cuando le preguntaba a Hawaiianos de cierta culltura, ellos -simplemente-, callaban.
No
pretendo otra cosa que recorrer en titulares, el camino de Max de más
de 40 años de investigaciones, riquísimo y lleno de enseñanzas. Amerita
que lo profundicemos y esto es algo que seguramente lograremos,
trabajando en equipo, o, -mejor dicho-, en Tribu. Creo que cada uno de
sus pasos nos muestra -en forma velada-, más de lo que podemos creer a
simple vista.
Año tras año, cambiaba de escuela, en lugares aislados, donde la vida nativa
transcurría intensa y oculta. Al tercer año, fue a dar a una comunidad
pequeña y bulliciosa, una comunidad de plantadores de café y pescadores
que se extendía por
las montañas y a lo largo de las playas. Allí descubrió a una anciana
señora que ejercía como ministro y oraba todos los domingos, reuniendo a
su comunidad. No
tenía ningún vínculo con las Iglesias de la Misión y se negaba a hablar
sobre el tema. Era hija de un hombre que se había atrevido a probar sus
oraciones y su fe cristiana contra un Kahuna local que había amenazado con lanzar su oración de muerte sobre la congregación de hawaiianos, para demostrar que sus creencia eran
más prácticas y genuinas que las supersticiones de los cristianos. Esto
no sólo provocó la muerte de miembros de su tribu, una a una, sino
también la deserción de los sobrevivientes. El misionero, desesperado,
aprendió la magia de la oración de muerte, y la puso en práctica contra
el kahuna, quien no esperaba el retorno, y no había tomado precauciones
contra el posible ataque. Murió en tres días.
El misionero nunca fue el mismo, si bien no se separó de la Iglesia, tampoco participaba. Una princesa le dió una tierra, en el mismo lugar donde el Cap. Cook había muerto 50 años antes. Allí era donde la Señora ministraba.
Durante el cuarto año en las islas, su interés en el tema Kahuna se había tornado inaguantable y decidió definitivamente, que investigaría buscando información por un camino u otro. Así llegó al Museo de Bispo, de cuyo curador se le había dicho que había pasado la mayor parte de su vida desenterrando cosas hawaiianas y que se hallaba en condiciones de de decirle verdades frías y científicas.
Allí dió con el Dr. William Tufts Brigham, -http://en.wikipedia.org/wiki/William_Tufts_Brighamhttp://en.wikipedia.org/wiki/William_Tufts_Brigham-, a través de la Sra. Webb, mujer hawaiiana.
Este agradable Dr. Brigham era un científico reconocido y respetado por el Museo Británico, por la seriedad de sus trabajos de investigación. Tenía por ese entonces ochenta y dos años, y era enorme, calvo y barbado, de ojos azules de amable mirada.
A las preguntas que Max le hacía, le respondía con otras para interiorizarse hasta dónde llegaban sus conocimientos. Le explicó que creía que era todo superstición y veneno, y necesitaba de alguien que pudiera darle información fidedigna, «para aquietar las dudas que estaban en lo profundo de mi mente.»
Durante el cuarto año en las islas, su interés en el tema Kahuna se había tornado inaguantable y decidió definitivamente, que investigaría buscando información por un camino u otro. Así llegó al Museo de Bispo, de cuyo curador se le había dicho que había pasado la mayor parte de su vida desenterrando cosas hawaiianas y que se hallaba en condiciones de de decirle verdades frías y científicas.
Allí dió con el Dr. William Tufts Brigham, -http://en.wikipedia.org/wiki/William_Tufts_Brighamhttp://en.wikipedia.org/wiki/William_Tufts_Brigham-, a través de la Sra. Webb, mujer hawaiiana.
Este agradable Dr. Brigham era un científico reconocido y respetado por el Museo Británico, por la seriedad de sus trabajos de investigación. Tenía por ese entonces ochenta y dos años, y era enorme, calvo y barbado, de ojos azules de amable mirada.
A las preguntas que Max le hacía, le respondía con otras para interiorizarse hasta dónde llegaban sus conocimientos. Le explicó que creía que era todo superstición y veneno, y necesitaba de alguien que pudiera darle información fidedigna, «para aquietar las dudas que estaban en lo profundo de mi mente.»
Asimismo,
el Dr. Brigham, durante un tiempo, solamente le preguntaba y le
preguntaba sobre muchas cosas que no parecían tener nada que ver son el
tema que los había reunido. Es evidente que el Dr. Brigham quería
conocerlo, quería poder confiar en él antes de explayarse en
confidencias relativas a sus conocimientos.
Finalmente le preguntó si podía confiar en él.
El Dr. Brigham hacía 40 años que estaba estudiando lo relativo a la sabiduría Kahuna. «Los Kahuna curan y también matan. Pueden prever el futuro y modificarlo para sus clientes. Algunos de ellos usaban su magia para el paseo sobre el fuego. Los había impostores y también honestos.»
Con respecto a lo enunciado en esta última cláusula del Dr. Brigham, debemos recordar que en los últimos tiempos, la civilización hawaiiana estaba en franca decadencia: si no hubiera sido así, la invasión, conquista, catequización y colonización, no hubiera tenido lugar.
Ante sus preguntas, el Dr. Brigham recordaba sus mismas preguntas 40 años antes.
Hasta que pasaron unas cuantas semanas, no se dió cuenta Max, que el anciano profesor lo estaba «prohijando». El Dr. Brigham había ansiado por mucho tiempo encontrar un joven consciente y confiable, para entrenarlo en la aproximación científica a la magia... Entendía que aunque no tuviera tiempo para saber la respuesta acerca de la magia secreta de los Kahuna, eso no debería ser obstáculo para que Max no llegara a conocerla. Era una gran alma, tan grande como simple. Sentía una ansiedad infantil por conocer el Secreto, y se estaba volviendo muy viejo. Los Kahuna querían lograr que sus hijos e hijas aprendiesen el conocimiento antiguo, el secreto que se les había encomendado para transmitir solamente de padres a hijos. Los que podían curar y caminar sobre el fuego, habían desaparecido hacia 1900, muchos de ellos viejos y querido amigos. Había quedado sólo en un campo en que poco había para observar. Había caminado sobre el fuego, protegido por ellos, había apreciado el trabajo de los Kahuna, y no había conseguido más que un indicio acerca de cómo practicaban su magia.
El Dr. Brigham hacía 40 años que estaba estudiando lo relativo a la sabiduría Kahuna. «Los Kahuna curan y también matan. Pueden prever el futuro y modificarlo para sus clientes. Algunos de ellos usaban su magia para el paseo sobre el fuego. Los había impostores y también honestos.»
Con respecto a lo enunciado en esta última cláusula del Dr. Brigham, debemos recordar que en los últimos tiempos, la civilización hawaiiana estaba en franca decadencia: si no hubiera sido así, la invasión, conquista, catequización y colonización, no hubiera tenido lugar.
Ante sus preguntas, el Dr. Brigham recordaba sus mismas preguntas 40 años antes.
Hasta que pasaron unas cuantas semanas, no se dió cuenta Max, que el anciano profesor lo estaba «prohijando». El Dr. Brigham había ansiado por mucho tiempo encontrar un joven consciente y confiable, para entrenarlo en la aproximación científica a la magia... Entendía que aunque no tuviera tiempo para saber la respuesta acerca de la magia secreta de los Kahuna, eso no debería ser obstáculo para que Max no llegara a conocerla. Era una gran alma, tan grande como simple. Sentía una ansiedad infantil por conocer el Secreto, y se estaba volviendo muy viejo. Los Kahuna querían lograr que sus hijos e hijas aprendiesen el conocimiento antiguo, el secreto que se les había encomendado para transmitir solamente de padres a hijos. Los que podían curar y caminar sobre el fuego, habían desaparecido hacia 1900, muchos de ellos viejos y querido amigos. Había quedado sólo en un campo en que poco había para observar. Había caminado sobre el fuego, protegido por ellos, había apreciado el trabajo de los Kahuna, y no había conseguido más que un indicio acerca de cómo practicaban su magia.
«Usan
algo que tenemos que descubrir: revolucionaría el mundo si lo
pudiéramos encontrar. Cambiará el concepto de la ciencia. Traerá orden
al
conflicto de las diferentes religiones. Preste atención a estas tres
cosas: debe haber alguna forma de conciencia por detrás, dirigiendo los
procesos de la magia, por ejemplo el control del calor en el paseo del
fuego. Debe existir alguna fuerza ejerciendo ese control. Y también debe
existir alguna forma de sustancia, visible o invisible, a través de la
cual, la fuerza pueda obrar, proceder y dirigirse. Vigile siempre esto, y
lo que pueda encontrar, diríjalo después.»
Las negaciones, especulaciones y verificaciones se le hicieron familiares y el ir de
persona en persona regresando hacia las fuentes de cualquier
información, su camino constante. La mayor dificultad residía en ser
presentado a un Kahuna que ejerciera la magia: se hacía imposible. Los
Kahuna, por la vía de los golpes, el maltrato, la persecución, la
muerte,
evitaban el contacto con los blancos. Cuatro años después de que
conociera al Dr. Brigham, éste falleció, dejándolo con un peso en el
corazón, y con la certeza de que
era -quizás-, el único blanco en el mundo que sabía lo suficiente como
para continuar las investigaciones sobre la magia nativa que tan
rápidamente estaba desapareciendo.
También, si él hablase, el mundo podría perder para siempre un sistema práctico que sería de infinito valor para la humanidad, si pudiese ser recuperado.
Como le había enseñado el Dr. Brigham, Max estaba expectante acerca de los
adelantos de la Psicología. En 50 años de Pesquisas Psíquicas, los
científicos no habían logrado elaborar una teoría que pudiese explicar
cosas como la telepatía, la sugestión, ectoplasma, incorporaciones y materializaciones, tan simples para los Kahuna.
Más años pasaron y el progreso en la investigación cesó. En 1931, admitió su derrota y fue entonces de dejó las islas.
En California, esperaba ansiosamente que algún descubrimiento en Psicología que le aclarase algo. Nada ocurría.
Entonces, en 1935, despertó en medio de la noche con una idea que lo
llevó directamente a una solución que tal vez contuviese la respuesta.
Si el Dr. Brigham estuviera vivo, se sentiría tan avergonzado como él,
porque ambos habían pasado por encima de la solución tan obvia y tan simple, que podría pasar sin ser notada.
Personalmente creo, que este fue un mensaje del propio Dr. Brigham.
La idea simple era que los Kahuna le debían dar nombres a los elementos de su magia, única manera de poder pasar estos conocimientos de generación en generación.
Evidentemente, esos nombres estarían dados en lengua hawaiiana. El único
diccionario era el que habían empezado a compilar los misioneros, desde
1820. Dada su ignorancia en cuanto a la magia, creencias, costumbres
del pueblo nativo,
y su falta de respeto a ellas, es evidente que las traducciones
tendrían fallas o estarían totalmente erradas y hasta manipuladas.
El
idioma hawaiiano consiste en palabras formadas por radicales cortos.
Trabajando con ellos y sus numerosos significados, encontraría la punta
de la madeja.
Max encontraría las palabras en oraciones y cánticos de los kahuna. También
influyen las diferentes combinaciones entre los radicales: se logran
variaciones sobre el mismo significado, o matices diferentes, que
profundizan el significado.
El
trabajo minucioso de Max continuó, hasta que entendió que el producto
obtenido era muy valioso y digno de ser revelado al mundo, y publicó su
primer libro: Recuperando la Magia Antigua, Rider &Co., London, 1936.
Muchas cartas llegaron a su dirección impresa en su obra, donde también pedía
que cualquier lector que pudiese ofrecer informaciones referentes al
estudio, que le escribiera. Las primeras respuestas no eran valiosas:
puras especulaciones o suposiciones.
Más de un año después, apareció una carta de un periodista inglés jubilado: William Reginald Stewart. Se
sentía muy interesado por el relato de Max, por tener verificado que
éste se refería a la misma magia que él, en su juventud, había
encontrado en uso en una tribu de los Bereberes, en el Norte de Africa,
en las Montañas Atlas. Su sorpresa aumentó al notar que las palabras
hawaiianas usadas
por los Kahuna, eran las mismas, exceptuando las diferencias de
dialecto que las que describían la magia de Africa. Había buscado sus
amarillentos apuntes y había comparado las palabra que -según le habían informado-, pertenecían a una lengua de magia secreta. Kahuna era similar a quahuna. Kahuna wahini, mujer kahuna, era reemplazado por quhini. Akua, un dios, se leía como atua.
Stewart estaba
en Africa, cuando buscaba indicios de petróleo para una empresa
holandesa, y oyó hablar de la tal tribu. En sus vacaciones, contrató un
guía y allí se dirigió. Se encontró que era una mujer la Maga, de nombre
Lucchi. a fuerza de mucha persuación, logró hacerse adoptar por ella,
única forma de obtener los derechos de ser entrenado por Lucchi. Fue
acompañado en su entrenamiento por la hija de Lucchi, de 17 años.
Aprendió sobre la historia de las tribus legendarias. Doce de las tribus Kahuna, vivieron, una vez, en el Desierto de Sahara, cuando éste era tierra fértil, regada de ríos. Cuando se secaron, las tribus emigraron al Valle del Nilo. Una vez allí, usaron su magia para «cortar, cargar y colocar» las piedras durante la construcción de la Gran pirámide. En aquel tiempo, eran los legisladores de Egipto y entusiasmarona los otros pueblos con su magia.
La historia continuó con la declaración de que estaba previsto que un período de
oscuridad intelectual estaba llegando al mundo y que el secreto de su
Magia corría peligro de perderse y contaminarse. A fin de preservarlo,
las doce tribus decidieron salir en busca de tierras aisladas, a las
cuales se dirigirían para preservar el Secreto -Huna-, hasta que el
tiempo se encargase de preparar su vuelta al mundo. Once de estas
tribus, después de hacer una «exploración psíquica», «descubrieron» unas
islas del Pacífico deshabitadas. Se transportaron, a través de un
canal, al Mar Rojo; de allí, a lo largo de Africa y la India, llegaron
al Pacífico.
Se perdieron los de la décimo segunda tribu, que, por alguna razón desconocida,
decidieron ir para el Norte de Africa, a las Montañas Atlas. Habían
vivido allí por siglos, preservando el Secreto y usando su magia.
Llegaron los tiempos modernos y el conocimiento había llegado, como única sobreviviente de los Kahuna, a la Maestra Lucchi.
Stewart encontró en esta tribu, gente hospitalaria, inteligente y poseedora de
una bella y antigua cultura. Hablaban una lengua propia de las tribus
Bereberes, pero al momento de transmitir la Enseñanza, otra lengua
debían usar, porque solamente en ésta, podían encontrar las palabras
apropiadas para dar nombre a los elementos, que, en el hombre, hacían la magia posible.
Poco a poco, Stewart aprendió las bases filosóficas de la magia. La
Maestra hacía muchas demostraciones de su magia sanadora, como el
control de los pájaros, animales feroces y hasta la temperatura
atmosférica. La parte teórica había llegado a su fin, y la parte
práctica se iniciaría enseguida. En una tarde confusa, invadieron otras
tribus y Lucchi fue muerta.
El entrenamiento fue interrumpido bruscamente, y Stewart se marchó, despidiéndose de sus hermanos y hermanas.
Treinta años más tarde, leyó el relato de Max.
Este unía a los Kahuna Hawaiianos con los del Norte de Africa y quizás con los de Egipto.
La leyenda Hawaiiana contaba que venían de tierras distantes, y que llegaron a las Islas, a través de mensajes psíquicos. Decían que venían del Mar Rojo de Kane.
Kane es uno de sus Dioses, y al Mar Rojo se le llama así desde siempre, en varios
idiomas. Cuando encontraron las ocho islas de Hawaii deshabitadas,
fueron por el resto de la tribu e hicieron varios viajes, trayendo sus
árboles, plantas y animales.
Esto último me recuerda al Arca de Noé.
No han tenido mucho éxito las investigaciones de los estudiosos acerca del origen
del pueblo Hawaiiano. Existen once tribus de Polinesios, todas hablando
dialectos de un mismo idioma, algunos poseyendo palabras, costumbres y
creencias de fácil
identificación con la cultura de la India. Por otro lado, palabras
Hawaiianas se encuentran desde el Pacífico hasta el Cercano Oriente.
También en Madagascar y hasta en Japón pueden ser encontradas palabras e ideas Polinesias.
Con los datos aportados por Stewart, las observaciones del Dr. Brigham y, en menor grado -según Max mismo-, sus propios estudios, el Secreto fue poco a poco reconstruido.
Sin
embrago, nada de esto hubiera sido suficientemente útil, si la moderna
Psicología no hubiese ya llegado a ciertos descubrimientos básicos,
sobre los cuales
reposasen estructuras macizas. También las religiones desempeñaron un
papel de incalculable valor, ayudando a encontrar datos referentes a la
Filosofía Huna original.
Poco
después de la publicación de su primer libro, le escribió a Max, un
padre de la Iglesia de Inglaterra, que estaba estudiando sobre la
sanación mental y espiritual.
El
y un grupo de gente de su entorno decidieron llevar a la práctica
enseñanzas de la Sanación según los Kahuna, luego de mucho intercambio
epistolar con Max.
Tuvieron éxito especialmente en casos de obsesión. La familia de un paciente que
fue sanado, colaboró económicamente para financiar mayores
experiencias, y el clérigo y tres de su grupo fueron a California, para
discutir entre todos sobre la
mejor manera de continuar. Muchos planes fueron hechos, hasta los
planos de un edificio que debía ser construido. Estalló la Segunda
Guerra Mundial, y el grupo se dispersó y los fondos ya no estuvieron disponibles.
Las experiencias dieron como resultado que la reconstrucción del Sistema Huna
está lo suficientemente completa para ser practicada por las manos de
individuos poseedores de ciertas facultades naturales y en condiciones
de poder dedicar el tiempo necesario para aprender a usar este Sistema, según Max.
También dice que en Hawaii -por lo menos hasta el momento en que lo escribe-, no hay literatura digna de crédito, respecto a los Kahuna. Cada autor contradice al otro y el confuso problema nunca se aclara.
Sus propios estudios, lo mismo que los del Dr. Brigham, fueron desconocidos en las islas.
Los
ejemplares de su primer libro estuvieron poco menos que escondidos en
la Biblioteca de Honolulu, siendo solamente entregados a aquellas
personas que, conociendo de su existencia, los reclaman.
Debido
a las concepciones erróneas y también a causa del real peligro que
significaba la oración de muerte, la actitud general de los residentes
de las islas fue la negación de la magia Kahuna, o, de no ser por esto,
está también de por medio la vieja política de no meterse con aquello
que está quieto.
El primer libro de Max, Recobrando la Magia Antigua, fue
publicado en Londres en 1936, en una pequeña edición de menos de mil
ejemplares. Los originales y las chapas fueron destruidos por las bombas
enemigas. Muy pocos fueron vendidos, y, sin embargo, muchas fueron las
cartas recibidas.
En 1948, un libro titulado La Ciencia Secreta por detrás de los Milagros, fue
publicado en América. Nuevamente muchas cartas le llegaron, y organizó
una red de gente interesada en el Secreto de los Kahuna. Mayormente se
dedicaban a los
milagros de Sanación, pero también a la sanación y corrección de
circunstancias, resolución de problemas financieros, conflictos sociales
y desórdenes mentales.
Este fue el nacimiento de la Huna Research Associates.
¿Qué nos muestra este camino
que fue transitando Max desde 1917?
No sabemos qué fue lo que le llevó a Hawaii en 1917, -recién graduado
en Psicología, para dirigir una escuela en una plantación de azúcar-,
desde lo pragmático.
Tampoco por qué se fue interesando en las actividades de los Kahuna, su historia y su Secreto.
Sí sabemos que desde muy joven estuvo buscando su lugar en la vida por la senda de diferentes religiones y su estudio comparativo.
Vemos que de a poco, se le van abriendo caminos hacia el logro de su objetivo.
Se
le van acercando personas con valiosa información. Alguna de ellas muy
especialmente, como el Dr. Brigham, que estaba -precisamente-, buscando a
alguien que reuniera las características específicas como para
«heredar» su trabajo de investigación y continuarlo respetuosa,
consciente y lealmente.
Hasta en medio de la noche despertaba con ideas que le conducían a buen puerto.
Fueron muchos años... También fueron muchas las veces en que parecía que su trabajo se obstaculizaba irremediablemente. No obstante, es evidente que su corazón y su mente, sus mejores energías, estaban enfocadas allí firmemente.
Hay, -seguramente-, algo más.
Que Max Freedom Long fue seleccionado para desentrañar lo oculto de esta Sabiduría, cómo practicarla y... difundirla, no me cabe duda.
Seleccionado y ayudado por los Antiguos Maestros y Guías Kahuna.
Recorrió el camino de la investigación con gran compromiso y tanta humildad
como para pedir ayuda a través de su primer libro, como forma de
compartir todo conocimiento que iba llegando, nunca para guardarlo para
sí.
Y
continuó editando libros para bien de quienes los leyeran. Los réditos
provenientes de la venta de las sucesivas ediciones fueron destinados a
la Huna Research Associates. En un principio editaba el boletín de la
HRA, en ocho páginas mimeografiadas.
A la HRA, se fueron uniendo personas colaborando constantemente, creciendo,
ayudando a otros que iban llegando, siendo premiadas con el logro de
salud, solución de conflictos, habilidades que nunca antes habían
pensado ejercer... Hoy ya no es lo mismo…, lamentablemente.
Hay un grupo
de gente que sí trabajan en pos de conservar el legado de Max Freedom
Long, lealmente: http://www.maxfreedomlong.com/
Seguramente
Max continúa su camino enviándonos la posibilidad de acercarnos a
Kahuna, mostrándonos la forma de asumir la Enseñanza y de ponerla en
práctica.
De nosotros depende.
Su propósito no fue el de establecer un culto, sino el de ayudar a la gente a
ayudarse a sí misma y ayudar a otros por medio de los métodos Huna, que
no fueron enseñados solamente por los Kahuna, sino por Jesús y otros
Grandes Iniciados del pasado, bajo claves secretas.
Con la feliz coyuntura de la apertura de estas claves, la Luz Verdadera puede ser dada al mundo, para ser usada por «todos aquellos que tienen ojos para ver y oidos para oir».
Regla Básica
Sólo lo mejor ocurrirá
Los Kahuna enseñaban que hay una condición ideal a la cual el individuo debe aspirar: lograr resultados efectivos, definitivos e inmediatos.
La única regla de vida
que debemos obedecer es:
jamás hacer algo que pueda herir
El Amor puede unir a la humanidad,
haciéndola capaz
de realizar grandes cosas en beneficio de los demás
El odio y el temor une a los hombres para la guerra y la destrucción
Palabras de Max Freedom Long
La visión profética de Max nos dice que no pasará mucho tiempo en
que el hombre finalmente entienda lo que no ha entendido en miles de
años: que una vida agradable y sin heridas es preferible y que aquellos
que son verdaderamente bendecidos son aquellos que han aprendido a
amar.
"Aparecerán entre nosotros mujeres y hombres que comenzarán a
dar muestras de la Nueva Era en sus mentes y corazones. Serán conocidos
por unas ciertas características que parecerán bien extrañas, muy
nuevas y muy increibles: serán absolutamente confiables, seguros,
fidedignos, en cada palabra, cada pensamiento, cada acción." Palabras de Max Freedom Long
Esto fue afirmado por Max en 1952
¿No será que ya es hora del cambio?
¿O será quizás que tenemos que impulsarlo muy firme y fuertemente
desde este lugar tan aislado en el Sur de la Tierra Madre?
El Sur también existe.
¿Cuántas veces nos han dicho respetables videntes que este corazoncito
en que habitamos estaba señalado como el faro de la paz, del amor, de la sanación?
Todos
los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni
en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de
recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea
mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por
fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo por escrito de la autora,
Rev. Ivonne D'Albora
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